Echis leucogaster. Adult. Assa. Photo: © Gabri Mtnez.
Echis leucogaster
Distribution map of
Echis leucogaster
in Morocco.
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To cite this page:
Gabriel Martínez del Mármol Marín (2012):
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Echis leucogaster Roman, 1972. In: Martínez, G., León, R., Jiménez-Robles, O., González De la Vega, J. P., Gabari, V., Rebollo, B., Sánchez-Tójar, A., Fernández-Cardenete, J. R., Gállego, J. (Eds.). Moroccoherps. Amphibians and Reptiles of Morocco and Western Sahara.
Available from old.moroccoherps.com/en/ficha/Echis_leucogaster/. Version 2/10/2012. Accessed 05 Mar 2021.
To cite www.morocoherps.com en as a whole:
Martínez, G., León, R., Jiménez-Robles, O., González De la Vega, J.P., Gabari, V., Rebollo, B., Sánchez-Tójar, A., Fernández-Cardenete, J.R., Gállego, J. (Eds.). Moroccoherps. Amphibians and Reptiles of Morocco and Western Sahara.
Available from old.moroccoherps.com. Accessed 05 Mar 2021.
El género Echis es uno de los géneros de serpientes taxonómicamente más complejos de Africa. Los últimos análisis genéticos muestran que la variabilidad genética entre Echis leucogaster y el grupo Echis pyramidum es muy baja por lo que algunos autores sugieren la existencia de una sóla especie con varias subespecies (Arnold et al., 2009; Mazuch, comunicación personal).
La gariba, también conocida como víbora de escamas aserradas árabe, tiene una longitud media de 20 a 70 cm, con un máximo de 87 cm (Trape & Mané, 2006). En la cabeza, bien diferenciada del cuerpo, con forma de pera, poco aplanada, destacan sus grandes ojos con pupila vertical. La cabeza esta compuesta por pequeñas escamas carenadas similares a las escamas dorsales, y entre ambos ojos hay de 7 a 15 escamas. Entre 13-19 escamas rodean cada ojo (Trape & Mané, 2006). Presenta dentición solenoglifa. El cuerpo es estilizado en comparación con el de otros vipéridos. Las escamas dorsales son rugosas y todas están fuertemente carenadas.
Detalle de la cabeza: vista lateral y desde arriba. Assa. Fotos: © Gabri Mtnez.
En la mitad del cuerpo, se cuentan de 25 a 33 hileras de escamas dorsales. El número de escamas ventrales oscila entre 158-189. Las escamas subcaudales no se encuentran divididas, contándose 31-39 en los machos y 25-34 en las hembras. La anal no está dividida (Trape & Mané, 2006).
La coloración es variable, sobre un patrón característico, más o menos marcado, según el ejemplar. Este está formado por una alternancia de manchas blancuzcas alternadas con otras marrón/gris oscuro, sobre un fondo beige-anaranjado, que se va atenuando en los costados hasta casi blanco en el contacto con la zona ventral. Estas tonalidades son extremadamente variables en función de las poblaciones o la litología, existiendo desde tonos amarillentos y marrones (típico en los ejemplares marroquíes), a grisáceos o tonos rojizos. La zona ventral es uniforme, de color blanco o marfil.
Vista dorsal y ventral. Assa. Fotos: © Gabri Mtnez.
Existe la duda de si los núcleos conocidos en Marruecos están realmente aislados de las poblaciones del Sahel o simplemente se trata de falta de prospección en zonas intermedias (Spawls y Branch, 1995 y Wüster et al., 1997), pero un reciente análisis genético ha demostrado la escasa distancia entre ejemplares de Marruecos y las poblaciones subsaharianas (Escoriza et al., 2009).
En Marruecos podría ser confundida con la inofensiva serpiente comedora de huevos Dasypeltis sahelensis, con la que tiene un sorprendente parecido a pesar de su lejanía genética. Se trata de un caso de mimetismo batesiano en el que una especie inocua imita a otra venenosa para disuadir a sus depredadores. Así, a grandes rasgos, y de un primer vistazo, son similares en la cabeza poco aplanada, morro corto, ojos grandes, escamas fuertemente carenadas que le dan un aspecto áspero o rugoso y patrón de coloración. Se imitan incluso los movimientos y el sonido que el vipérido produce al sentirse amenazado. Para ello, ambas especies poseen un peculiar aquillamiento de las escamas dorsales de los flancos, consistente en la disposición aserrada de la quilla, que produce un sonido característico al rozar unas escamas con otras. Ambas especies se distinguen fácilmente por las escamas de la cabeza: Dasypeltis sahelensis tiene grandes escamas cefálicas y dos de sus supralabiales entran en contacto con el ojo mientras que Echis leucogaster tiene multitud de pequeñas escamas en la cabeza y entre las supralabiales y el ojo presenta dos hileras de escamas (Trape & Mané, 2006).
Comparación de Echis leucogaster (izquierda) y Dasypeltis sahelensis (derecha)
Fotos: © Gabri Mtnez.
Escamas laterales, nótese la quilla aserrada. Foto: © Gabri Mtnez.
Especie eminentemente terrestre y nocturna, aunque en los meses fríos puede desarrollar actividad diurna (Aymerich, 2010). Habitualmente realiza desplazamientos lentos por el suelo, donde suele cazar sus presas. Se alimenta de escorpiones, pequeños roedores y lagartos (Trape & Mané, 2006; Escoriza et al., 2009).
Aunque a menudo se ha escrito sobre la agresividad, la velocidad del ataque y la extrema virulencia del veneno de las víboras del género Echis (Bons & Geniez, 1996), en nuestros encuentros con esta especie, se ha mostrado muy tranquila y evasiva, y sólo tras ser perturbada ha mostrado una actitud agresiva.
En caso de sentirse intimidada, despliega el característico comportamiento defensivo descrito para las especies de su género: se enrosca a la vez que roza sus escamas produciendo un sonido fuerte, estridente y molesto para tratar de disuadir a su posible agresor mientras abre ligeramente la boca. Si estas señales de advertencia no surten efecto, lanza rápidos ataques intentando morder a su agresor.
Individuo adulto en posición defensiva. Agdz. Foto: © Michel Aymerich.
Boca entreabierta en ejemplar en actitud defensiva. Assa. Foto: © Gabri Mtnez.
Esta especie (considerada subespecie de E. pyramidum por algunos autores) se distribuye por Marruecos, Sahara Occidental, Mauritania, Senegal, Mali, Niger, Burkina Faso y Túnez (y probablemente Argelia; Pook et al., 2009; Martinez del Marmol, Rebollo Fernandez y Mazuch, 2012). Es una especie casi circum-sahariana que se distribuye en Marruecos y el Sahara occidental de forma aislada y relíctica en el piso sahariano (Bons & Geniez, 1996; Aymerich et al., 2004). En Mauritania es hallada con bastante frecuencia en los alrededores de oasis o canales de riego donde haya cierta humedad y abundancia de presas (Fernando Martínez Freiría, comunicación personal). Esta misma preferencia en la selección de hábitat ha sido observada en las poblaciones marroquíes.
Hasta 1996 la única población conocida en Marruecos era la de Aouinet Torkoz (Bons y Geniez, 1996). Tres años después se citó 50 km al sur de Ouarzazate (Maran & Geniez, 1999). En 2009 se encontraron en el periodo abril-junio 5 individuos (Michel Aymerich, 2010) y en mayo del mismo año otro ejemplar (Escoriza et al. 2009) en los alrededores de Agdz, lo que refuerza la hipótesis de que pueda existir una población relativamente numerosa al sur de Ouarzazate. Recientemente ha sido hallada en los alrededores de Tata (Martinez del Marmol y Rebollo Fernandez, 2012), lo que sugiere una distribución continua en Marruecos entre las poblaciones de Agdz y Aouniet Torkoz.
Ejemplos de hábitats de la especie en Marruecos. 1. Agdz, 2. Assa. Fotos: © Gabri Mtnez.
Es importante conocer la distribución y abundancia real de la gariba en Marruecos, ya que no existe suero específico para los posibles casos de mordedura, y algún accidente puede resultar letal para el ser humano, aunque el único caso conocido no tuvo consecuencias graves (Lazghem, comunicación personal). Respecto a los posibles sueros antiofídicos se desconoce si los elaborados a partir de ejemplares de Mauritania serían eficaces en mordeduras producidas por ejemplares de Marruecos, ya que la química del veneno puede en ocasiones variar mucho entre distintas poblaciones (Gillisen et al. 1994; Escoriza et al., 2009; Aymerich, 2010).
Los mapas de distribución potencial de la especie muestran como lugar favorable en Marruecos, entre otros, todo el curso bajo del Oued Draa y la depresion arida del Moulouya (Escoriza et al., 2009; Brito et al., 2011). La escasa distancia genética entre los dos clados de esta especie sugiere también una posible conexión entre ambos, con muchas áreas potencialmente favorables para la especie entre las poblaciones de Marruecos y Túnez (Figuig por ejemplo; Martinez del Marmol, Rebollo Fernandez & Mazuch, 2012).
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